EL PATIO: La ruta se inicia en las proximidades del “porxo esbucat” cercano al lugar donde se baja al “pas des duro”. Cresteamos un poco la “serra de s’esquerdar” hasta alcanzar un colladito que da entrada a la zona. Con algunas dudas, encontramos la larga repisa, que algunos recorremos no sin cierto temor, pues se vislumbra “PATIO” entre la vegetación. Accedemos al primer rápel (ahora equipado con dos parabolts); luego el segundo y finalmente el tercer y más largo rápel y volado, que nos deja justo encima del “techo”.
PARAISO TREPADOR: Para los que les gusta “trepar” (grimpar en Mallorca) la salida desde el “techo” es el lugar idóneo. Desde el otro lado parece imposible; pero una vez que comienzas, te das cuenta que se puede y no es demasiado difícil. Es “imaginativo” incluso. A medida que asciendes y vas parando para ver el “patio”, el paisaje en todo su conjunto es “espectacular”, geología extrema y vegetación vertical.
DOBLETE: En esta ocasión, además hemos hecho como un “doblete”, pues para regresar a los coches hemos vuelto a bajar hasta el lecho del torrente, una especie de "gran y espectacular diagonal", que nos deja justo donde comienza el primer rapel de “sa fosca”. Para bajar allí hemos vuelto a repetir (pero en sentido de bajada) la ruta realizada hace unos meses (el día que Spiderfrau se rompió un dedo). Ésta es otra ruta que también parece imposible desde lejos.
Finalmente, la subida hasta la carretera la hicimos por la ruta conocida como “els balcons de sa fosca”, que igualmente “te lo seu”.
Al final, al cerrar los ojos, sólo veíamos terreno vertical y vegetación en las paredes.
De lo mejor de Tramuntana.
PORQUÉ VAMOS A ESOS LUGARES: Sigo preguntándome porqué vamos a estos lugares extremos, en los que no hay caminos, en los que el riesgo de caída aumenta notablemente, donde realmente podemos hacernos mucho daño, en definitiva, ¿cuál es el misterio de las montañas?.
He encontrado una página en Internet que intenta dar una respuesta, a la atracción que provoca subir montañas, a pesar del riesgo que entrañe.
Si alguien no quiere leer todo el artículo, aquí dejo los párrafos donde se centra la respuesta:
Porque al fin y al cabo en la naturaleza de todos nosotros, alpinistas o no, hay una fuerza motivadora por superar dificultades porque sí, porque están ahí. Y porque nos refuerza como personas cuando conseguimos resolver los problemas de la vida y también porque en el proceso aprendemos y crecemos. Y después del sufrimiento, si es que lo hay, te sobreviene un inmenso placer. Un sentimiento de comunión y comunicación con los elementos como decía el esquiador Patrick Vallençant.
Pero, ¿hasta qué punto vale la pena esta afición? ¿Qué compensaciones ofrece arriesgar en ocasiones la vida? La respuesta es que no hay respuesta. Cada hombre y cada mujer que realizan este tipo de actividades tienen sus propias motivaciones. Fuertes convicciones internas sin las cuales no concibe su modo de vivir.
2 comentarios:
Un 10 de recorregut!.
I enhorabona a n'en Victoriano per superar "amb nota" es rapels de baixada a nes sostre de Sa Fosca. Sa pròxima per dedins ;-)
Desde luego, no se puede negar que el Hombre viene del mono...
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