Tras la dispersión “raconera y de otras especies similares” durante junio,
toca el reencuentro y disfrutar del buen recuerdo que dejan las intensas
experiencias vividas en Pirineos.
El trecking organizado y liderado por el tándem Chamorro///PepLluisSegovia,
no ha defraudado. Ha sido una ruta circular de “alto nivel”; realmente “alta
montaña pirenaica”, donde hemos podido comprobar que Pirineos da para mucho,
especialmente la vertiente francesa (Maupàs-Portillón-Cabrioules-Remuñé),
desconocida para algunos de nosotros. La zona elegida está plagada de
tres-miles.
LUNES: Jornada inicial, de aproximación desde Benasque, por el valle de Estós,
hasta el refugio del mismo nombre, huyendo de la lluvia tormentosa que pisaba
nuestros talones. Abundante agua en el río debido al gran deshielo que se
producía en esas fechas, generando estilizadas y espectaculares cascadas por
cualquier lugar que se mire, especialmente las que caen por nuestro lado
derecho, desde el impresionante Pico Perdiguero, entre otros.
MARTES: Del refugio de Estós al refugio de Soula.
Comenzamos la marcha a las 7,00 en la primera jornada de alta montaña.
Recuentro con los neveros de gran verticalidad. Pasamos a territorio francés
por el “collado de Gías”, próximo al Pic Claravide, collado alto, como casi
todos los que recorreremos, con algo más de 2900 metros.
Alguien del grupo dijo si acaso existe el Sr. Nevero Rimalla Glaciar,
personaje de pesadilla para algunos, que de día y de noche nos acompañará por
estos confines. Había mucha nieve en las caras norte, y en la parte alta de
estos collados la verticalidad es “acojonante”.
De poco servía para algunos el consejo de Dani del grupo Alzina, joven
amable, valiente y multi-deportista, con algo de técnica en estos territorios,
recomendando una buena “técnica para clavar el piolet, en caso de caída” y así
evitar el temido recorrido nevero abajo. Dichoso él, que tiene técnica, porqué
la mayoría de nosotros apenas sabemos apretarnos los crampones. En la cara
norte, los neveros tenían más de 400 metros de recorrido y con final incierto,
digamos dudoso… o catastrófico.
Llegada al refugio de Soula y su central hidroeléctrica, con lluvia
abundante, que luego se prolongó 5 horas.
MIÉRCOLES: Del refugio de Soula al refugio del Portillón:
En esta jornada la intensa niebla fue la gran protagonista.
Tras bordear el gran lago-embalse de Caillauas, colocados los crampones y
piolet en mano, iniciamos la dura subida hasta el “col des Gourgs Blancs” de 2877 metros. Sin embargo, la niebla poco
a poco irá reduciendo nuestra operatividad, pues no se tienen referencias.
Personalmente cuando yo llevaba más de una hora con la sensación de dar vueltas
(he perdido el norte completamente), finalmente, el grupo hace piña y la moral se
viene un poco abajo, pues comenzamos a “subir y bajar” neveros con gran
pendiente, saliéndonos de la línea del track con mucha facilidad. Parece que
damos vueltas. Algunas lloran, otros estamos muy preocupados, incluso pensando
en dar la vuelta. La opción de hacer un “iglú”
y cobijarnos hasta que pase la niebla, también nos pasa por la cabeza.
Sin embargo, revisando nuestra posición cada 20 pasos, logramos salir poco a
poco de la zona alta y vamos enfilando nevero abajo la ruta hacia el refugio
del Portillón, donde la niebla no es tan intensa. Finalmente, llegados al
refugio nos abrazamos tras los malos momentos pasados.
JUEVES: Del refugio del Portillón al refugio de Maupàs.
Las inmediaciones del acogedor refugio (situado a 2570 metros) están
cubiertas de nieve y hielo. El guarda aclara que aquí sigue el invierno. El
tiempo no ha mejorado.
Iniciamos con bastante niebla, pero no será tan densa como el día anterior.
El objetivo es hacer la cima de “Tusse
de Remuñé” de 3041 metros. La ascensión a esa cima no presentará demasiadas
dificultades, y disfrutaremos de una buena capa de nieve hasta la cima, donde
pasamos la cresta, aérea, pero aparentemente poco peligrosa (la nieve no estaba
helada), pero lástima de la niebla que impide ver casi completamente el
espectacular paisaje bajos nuestros pies.
Pero, de nuevo, la bajada nos espera y el inicio del nevero es muy
vertical, aunque mantenemos una relativa calma y aparente facilidad. Sin
embargo, durante la mañana tres compañeros caerán en los neveros, deslizándose varios metros, aunque menos mal que la nieve no estaba muy helada, por lo que pudieron controlar y detenerse a tiempo. Queda mucho desnivel y la línea del track no coincide siempre por
nuestra mejor posición. Tenemos que corregir nuestra ruta y finalmente quedamos
un poco “atrapados” en unas rocas, sobre un espolón con desnivel insuperable
para algunos. Finalmente, la experiencia y valentía de algunos, nos permite
continuar por la mejor opción. Aquí cada huella es un “pasaje de vuelta”. Qué
penurias ¡¡¡
Cuando la nieve escasea, vemos un poste de madera que pensamos es el
refugio de Maupàs. Pero no. Aún queda bastante. Ahora, bajo la intensa lluvia,
nos falta remontar una cresta rocosa, fuera camino y con trepada incluida.
Llegamos al austero y frío refugio de Maupàs, agotados y bien pasados por agua,
donde el guarda-cocinero, con su gato y perro, nos esperan.
Tras la noche y ya sin niebla, vemos una vista espectacular de las montañas
que cierran el precioso verde “Vallé du Lis”.
VIERNES: Del refugio de Maupàs al Hospice de France.
Jornada sin grandes collados. Las penurias quedan atrás, pero … no del
todo.
El objetivo es llegar al refugio-hotel “Hospice de France”.
Iniciamos la ruta y pronto disfrutaremos de las preciosas vistas al “Lac verd”,
que queda fotografiado y filmado en detalle.
Subimos al “Col de Pinata” (2138 metros), donde se inicia un sendero
marcado, atrevido y bonito, que manteniendo altura, nos conduce a otro collado,
el de “Col de Sacroux” (2034 metros). Todo bien, salvo los 5 ó 6 neveros que
hay que cruzar. En uno de ellos decidimos pasarlo por la rimalla, que resulta
ser más profunda de lo previsto. Aquí algunos “aprenderemos de verdad lo –complicada
y peligrosa- que puede ser una rimalla”. Otros, evitarán los neveros bajando la
montaña a través, y remontando el collado.
Finalmente, ya solo nos queda bajar hasta iniciar un descenso por el
valle/circo de la Glère, con unas espectaculares cascadas, hasta el inicio del
“chemin de l'Impératrice”, camino
bellísimo, que a través de un bosque de hayas y helechos nos conducirá
suavemente hasta el “Hospice de France”.
SÁBADO: Fin de ruta, regreso a España.
Tras el relax (y las miles de moscas) en
el confortable Hospice de France (situado 1400 metros de altura), iniciamos el
regreso al querido país (no sabemos cómo estará España, tras una semana de no
tener noticias).
Fácil subida por el histórico camino que
nos llevará al “Port de Benasque” (o Portillón de Benas) a 2445 metros, donde
aún quedarán un par de puñeteros neveros, que sin duda pasamos con crampones.
Mientras nos los colocamos, un grupo de franceses sin crampones ni bastón, los
cruzan. Y, de bajada, tres jóvenes españoles, con bicicleta al hombro, los
cruzan igualmente, sin apenas mirar por donde van. Increíble … sin comentarios.
Por fin, alcanzamos territorio español,
y podemos divisar las grandes cimas cercanas (Aneto, Maladeta, Alba, etc., etc.)
y el precioso valle de La Besurta, donde finalizaremos nuestro precioso
recorrido. Si bien, antes, algunos desde el mismo collado inician el ascenso
con “fuerte viento” al Pico de Salvaguardia (2738 metros) como auto-regalo
final de ruta.
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1 comentario:
Qué magníficas tomas, y cuánta ronya per gratar!
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