Un puñado de raconers, hemos estado este sábado en este lugar,
auténtico “racó de tramuntana”. Hemos repetido la misma ruta que el 19 de mayo del 2012. Vertical
total.
Por la noche, poco antes de dormirme, al cerrar los ojos sólo veía
la imagen de una estrecha repisa rocosa bajo mis pies y el abismo a
continuación. Y de nuevo me asaltan dudas y preguntas de porqué vamos a esos
lugares tan arriesgados.
Vuelvo a pegar un fragmento de un artículo que intenta explicar
porqué algunos individuos hacemos estas actividades de riesgo en la montaña:
Si
alguien no quiere leer todo el artículo, aquí dejo los párrafos donde se centra
la respuesta:
Porque
al fin y al cabo en la naturaleza de todos nosotros, alpinistas o no, hay una
fuerza motivadora por superar dificultades porque sí, porque están ahí. Y
porque nos refuerza como personas cuando conseguimos resolver los problemas de
la vida y también porque en el proceso aprendemos y crecemos. Y después del
sufrimiento, si es que lo hay, te sobreviene un inmenso placer. Un sentimiento
de comunión y comunicación con los elementos como decía el esquiador Patrick
Vallençant.
Pero,
¿hasta qué punto vale la pena esta afición? ¿Qué compensaciones ofrece
arriesgar en ocasiones la vida? La respuesta es que no hay respuesta. Cada
hombre y cada mujer que realizan este tipo de actividades tienen sus propias
motivaciones. Fuertes convicciones internas sin las cuales no concibe su modo
de vivir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario