viernes, 5 de enero de 2007

Amor por la vida


La interacción de los ríos, mares, bosques y todas las formas de vida, revela un ritmo eterno … un ritmo que el ser humano jamás podría ni tan siquiera haber ideado, pero que sí es capaz de destruir en poco tiempo.

El comentario anterior (escuchado en un reportaje sobre lobos en la costa este del Canadá) es una de las infinitas reflexiones que se pueden hacer para tomar en serio la cuestión de la conservación de la vida por parte de la especie humana.

Para que dicha reflexión sea algo más que un mero sentimiento emocional, o “bonita expresión de boquilla”, hemos de plantearnos renunciar de verdad al “consumismo” voraz y maligno que nos invade, cargado de “artificialidad”. Difícil tarea ésta, aunque se puede hacer de forma progresiva, poco a poco, comenzando por “cultivar” un intenso amor por todo lo que está vivo y “rebajando” el nivel de arrogancia que ostenta el ser humano frente a las demás formas de vida.

Yo, personalmente, he dado ya los “primeros pasos” irreversibles.

1 comentario:

jmallorqui dijo...

Dificil,dificil.... lo de renunciar totalmente al consumismo.el hecho de viajar para visitar naturaleza,por ej,tb es consumismo.
De todos modos,tarde o temprano habra q hacerlo y...o se llega a un sistema sostenible ...o desaparecemos
Salut i força