viernes, 19 de octubre de 2007

Vall Ferrera a la tardor


Tras las dosis de adrenalina aportadas por la excursión realizada el pasado sábado por unos cuantos “raconers de esta nuestra Serra de Tramuntana”, valientes (a la fuerza), os cuento un poco mis “aventuras” en solitario por la VALL FERRERA (Pirineo de Lleida).

Como algunos sabéis, esta zona del Pirineo es para mi una de las mejores para practicar el senderismo en pleno contacto con la Naturaleza. Aunque en la zona de esta pequeña comarca se concentran más de 30 cimas que superan los 2.500 metros, sobrepasando varias los 3.000 metros, yo me he mantenido a media altura, entre los 1.500 y 2.600 metros, donde dominan los grandes bosques de pino rojo y abetos.

He escuchado el sonido del silencio. Así reza en algunos carteles del valle y puedo certificar que es verdad. Tras andar tres jornadas de 10 horas cada una en solitario por esos parajes, contemplado la Natura en su estado más puro, cruzando rios impresionantes, en fin ... emocionante. Existe una abundante fauna, que se puede ver en algunos y breves momentos, pero se presiente constantemente (crujir de las ramas, huellas, excrementos, cantos y sonidos, etc.). El sonido del agua y los olores a hierba y otras fragancias, hacen de todo ello una experiencia inolvidable, que se esfuma aparentemente de la retina al entrar en la avenida Diagonal de Barcerlona al ver miles de coches y edificios de refinado lujo, con miles de personas moviéndose rápidamente listas para consumir o ser consumidas no se sabe bien qué o para qué.

La VALL FERRERA debe su nombre a una actividad industrial desarrollada especialmente durante los siglos XVIII y XIX. La base eran unas minas de hierro ubicadas a 2.500 metros, en las proximidades del Pic de la Mániga. Luego, el material obtenido (llamado “mena”) y mediante un procedimiento sidometalúrgico conocido como “farga catalana”, que desde la edad media había dado supremacía a Catalunya en la obtención del hierro, para lo cual empleaba carbón vegetal elaborado a partir de los inmensos bosques, y la fuerza del agua para las fraguas (fargas), mediante los ríos caudalosos de los valles pirenáicos, se obtenian importantes cantidades de hierro, con un rendimiento aproximado del 70 % del material original extraído de la mina. Dicho material era bajado desde la cima (2.500 metros) al fondo del valle (1.000 metros).

La gran mayoría de habitantes de la zona nunca han estado allí arriba. De hecho, los mapas de excursiones de la comarca indican erróneamente su ubicación. Con la ayuda de un guarda forestal que me subió a 2.000 metros con su 4x4, más 3 horas más de recorrer la cresta sur del Pic de la Mániga, encontré la mina de hierro (luego supe que existen otras dos bocas). Se encuentra en un lugar de difícil acceso, con rocas enormes sueltas y resbaladizas. Entré parcialmente a su interior e hice diversas fotografías, que luego entregúe al citado guarda forestal. Fue una pequeña y emocionante experiencia.

Estuve también en el Estany de Baborte, a 2.300 metros, subiendo por la Rebuira y Cabana de Basello, donde existe una hermosa placa dedicada a un montañero fallecido, un tal Javier, poco amigo de extraños en la Montaña.

Finalmente visité un pueblo abandonado. De hecho en la Vall Ferrera existen 8 pueblos, de los cuales 3 están deshabitados. Al pueblo de BESAN sólo se puede acceder por un camino de herradura de 2 km y con gran pendiente, desde la carretera. Al llegar, en un pequeño valle rodeadas de bosques aparecen las escasas 12 o 14 viviendas, la mayoría parcialmente derribadas. La iglesia y el cementerio dan testimonio de un pasado humilde que se detuvo hace muchos años. En ese momento, ese lugar como muerto, la sensación es intensa. La vegetación domina las callejuelas y el interior de las casas. Sólo el rio perturba el silencio del lugar.

Luego están las excursiones de alto nivel (Pica d’Estats, Monteixo y 30 cimas más), que cuando queráis podemos hacerlas o repetirlas, cualquier època es buena, aunque en invierno, se complica bastante.
Una abraçada a tots.

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