sábado, 11 de abril de 2009

s'ESPASA


Este jueves salimos un par de “raconers” con la intención de descubrir nuevos rincones de esta tan ansiada y amada Serra de Tramuntana. Parece mentira que haya rincones aún por descubrir, por ver, sin que hayamos pisado antes.

El plan era salir desde Cala Sant Vicens, hacer el “pas des pescadors”, coger pista hasta las proximidades del “Castell del Rei”, lugar de inicio de la exploración. Sabíamos que teníamos que cruzar por terreno prohibido, terreno propiedad de personas encadenadas a las miserias de sus riquezas materiales y también a la ignorancia del clamor de una parte del pueblo que simplemente desea estar ahí para encogerse de hombros ante el espectáculo de las montañas esculpidas por milenios de tempestades y de lluvias, a los pies de la gran madre, de color azul infinito.

La presencia de los guardas de dichas cadenas nos impidieron hacer dicho paso, por lo cual retrasamos la incursión al valle prohibido, haciendo casi cumbre en la “Serra de Cornavaques”, donde a pesar de la niebla y lluvia fina, encontramos un pequeño paso precioso, marcado, que nos permitió descender sin problemas a la pista. Como ‘apestados’ o como un ‘comando de una absurda guerra’, fuimos evitando la pista, hasta llegar a los pies del castillo, calados por la fina lluvia “calabobos” y machacados por el terreno infame.
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A partir de este punto, nuestra imaginación se puso en marcha, para buscar una canal, casi imaginaria, o una cova avistada desde lejos (desde “Botilla”), que estaría a medio camino entre la altura del Castell y el mar. Sin embargo, pronto las vertiginosas pendientes, la humedad, el frío y el tiempo (necesitábamos regresar antes de las 18 horas), fueron haciendo mella para disuadirnos de la empresa.

No obstante, tras renunciar a la canal y a la cova avistada semanas atrás desde “Botilla”, vimos una posibilidad de bajar por una canal muy vertical, en la que a la mitad, más o menos, había un PICO de unos 15 metros, plantado de forma vertical sobre el acantilado, que convenimos en llamarlo “s’espasa” (o que podríamos llamar “el diente” o “es dent”; o como queramos, pues creo no actualmente no tiene nombre; pues nadie baja por allí ... ¿a quién se le puede ocurrir bajar hasta allí?). Comenzamos a bajar, agarrados del càrritx. Se trata de una zona parecida entre el “Racó den Figuera” y el “Pas du porc”. Muy vertical (parece que eso nos gusta), pero dentro del límite posible, aunque con peligro real de caída de piedras. Tras llegar a la “espasa”, sólo accesible mediante técnica de escalada, vimos que lo que quedaba era bastante (2 horas de ida y vuelta del trozo que quedaba), sin garantías de ser accesible del todo, quizás haga falta alguna cuerda.

En fin, media vuelta. Queda pendiente de terminar de “explorar” esta bajada, junto con otras posibles de la zona, en este ESPECTACULAR tramo de 2 km de costa mallorquina, que va entre el Castell del Rei y el “Coll des Coloms”.

Para quien no lo sepa, o para quién tenga una absurda curiosidad por la zona, podemos decir que se trata de un lugar donde dominan los “grandes monumentos”, grandes formas, dramáticas, puras y hurañas, lugar de la morada de los dioses, quizás.

Todo paisaje de la Tierra está hecho a la medida del Hombre. Lo que debe saberse es para qué hombres está hecho el paisaje, para qué ojos, para qué sueños, para qué empeños. Sólo allí está la respuesta, os lo aseguro.

(Algunas expresiones están tomadas del libro “Los confines del Hombre”).

1 comentario:

nomisx dijo...

Me apunto para la proxima descubierta por la zona ¡¡¡