sábado, 10 de diciembre de 2011

Toni Sinever; Diari de Mallorca de 10-12-2011

De Mallorca a Reunión en busca de la aventura

Seis expedicionarios mallorquines se desplazaron durante dos semanas a la isla africana para descender por los barrancos más peligrosos del mundo

El grupo de expedicionarios posa para la cámara tras haber efectuado el descenso por uno de los barrancos de Reunión.

El grupo de expedicionarios posa para la cámara tras haber efectuado el descenso por uno de los barrancos de Reunión. Antoni ´Indiana´ Pons
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PEP CÓRCOLES Con 20 kilos de equipo cargados a la espalda, seis aventureros mallorquines se habían propuesto escalar los mejores barrancos del mundo en dos semanas. Se desplazaron el mes de noviembre a la isla Reunión (África) para afrontarlo y casi consiguen su espectacular y peligroso reto. Lograron completar ocho barrancos, pero el principal objetivo, el Trou de Fer (agujero de hierro, también conocido como el agujero del infierno), no se pudo escalar por la parte más complicada.

El Trou de Fer es al barranquismo lo mismo que el K2 o el Everest al alpinismo, lo máximo.
Compusieron la expedición: Antoni ´Indiana´ Pons; Lolo Aragón, Rafel Perelló, Gabriel Garcias, Marc Bosch y Abel Femenías. En total coronaron ocho retos y aunque lo intentaron con el Trou de Fer tuvieron que desistir. "Eramos demasiados y técnicamente teníamos problemas", comenta Antoni Pons. "Cuando se acomete un objetivo así es muy importante ajustarse al tiempo exacto y sobre todo tener muy buena comunicación puesto que hay varios hombres colgados de la pared en diferentes puntos de la misma. Han de bajar de forma muy coordinada o puede ocurrir un accidente grave", agrega.

Lechos de torrentes

Cabe destacar, además, que la actividad de barranquismo se desarrolla en lechos de torrentes o ríos. En este caso son cursos de agua permanente y cada hombre veía multiplicado el peso de su equipo a causa de que estaba mojado.
La aventura no estuvo exenta de auténticos momentos difíciles. Rafel Perelló cuenta que "hubo unos momentos muy críticos en el Bras Magazine. Se nos quedó colgada una cuerda de 120 metros y tuvimos que optimizar los recursos. Además nos sorprendió la noche colgados de la pared y hubo muchos nervios".
En Reunión tuvieron oportunidad de entablar contacto con la gente del lugar. "La costa es de turismo de alto nivel, pero el interior es de los criollos –cuenta Pons– Es una gente muy especial".

Tres años de preparación

La expedición que han llevado a cabo este grupo de aventureros no es en absoluto una improvisación. Han sido necesarios nada menos que tres años de preparación y el patrocinio de empresas locales y ayuntamientos como el de Alcúdia y Santa Margalida.
Los expedicionarios han tenido que estudiar topografía y planificar hasta el mínimo detalle el material necesario. "No puede ir cualquiera", sentencia Rafel Perelló. "Es necesaria mucha preparación y aplomo porque te puedes encontrar en situaciones altamente peligrosas", agrega Pons.
Una de esas situaciones les aconteció en el barranco del Kamaka. Les estaba sorprendiendo la noche y no veían la posibilidad de salir. Pons cuenta: "De pronto vimos dos figuras y nos acercamos. Eran dos criollos, dos pescadores furtivos que habían accedido sin equipo por unas rutas secretas de la selva que sólo conocen los contrabandistas". El expedicionario agrega que los dos pescadores les guiaron a través de unos caminos que sin ellos jamás hubieran encontrado y así pudieron salir del cauce del torrente. "Tuvimos que andar tres horas para ponernos a salvo. Los criollos son duros", cuenta.


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