jueves, 3 de noviembre de 2011

Extractes de "Cimas Pirenaicas", una convidada a la reflexió

Soy un simple excursionista. Como todo el mundo intenté hacer escalada, pero, pronto comprendí que eso no era para mí. La pared me da miedo y ahora sé que muchas cumbres estarán vetadas para mí; mi mano nunca se agarrará a ésas asperezas menudas.
Conocí algo de la escalada, pero ése placer no logró compensar las tensiones, el miedo, incluso el pánico. Por lo tanto volví a la montaña de los senderos mas o menos fáciles, a la montaña de los valles colgados, de las vegas altas...a esa montaña que algunos desprecian tanto. No se debe sustituir la jerarquía del dinero por la hegemonía del musculo o del saber trepar.
Cada uno actúa según su personalidad. Los hay que no sueñan sino con rocas abruptas; yo aspiro al sendero o a la pendiente accesible, humana. Y además ¿sabes?....resulta muy agradable ver los rebecos al amanecer en la montaña, y por otra parte, con el piolet en una mano y el ánimo en la otra, yo también llego a la cumbre, muchas veces con mayor rapidez, ya que la via normal es, claro está, mucho más rápida.
Subo a las montañas porque me gusta el andar, el esfuerzo, una cierta superación...Subo por las montañas mismas; subo por que tengo curiosidad de ver y saber. Trepo por que el hombre es un animal lleno de músculos y experimenta un gran placer al ponerlos en movimiento. Subo por que la montaña es hermosa y me gusta ver de cerca la belleza. Subo porque llevo el deseo de errar el alma, el ansia de andar y de ver cosas nuevas. Subo porque me siento bien en la montaña. Cosas, todas ellas, muy sencillas y que, por eso mismo, están bien. La verdad se bebe en los pequeños manantiales, lo mismo que la dicha. Y cada excursionista debe encontrar su ruta, como la encuentra en la vida. Lo mismo ocurre en otras dimensiones, la verdad de la montaña no está escrita en ninguna parte; cada uno ha de buscarla por su cuenta.
El oído que escucha el murmullo del torrente o la música del viento...El ojo que, inquieto, descubre una nueva ladera o que aprecia el color del cielo...La mano que roza suavemente una rama del sendero, la mano que, en un desprendimiento, se apoya en la roca; la mano que en un pasillo palpa un punto de apoyo, se aferra a él y le confía todo el peso del cuerpo. Todo eso causa un placer limpio, simple y puro, el placer primitivo del cuerpo.
Por lo tanto yo formo parte de los pesados batallones de la despreciada infantería montañera. Nunca he puesto una clavija ni he pasado del IV grado y sin embargo soy un hombre feliz cuando estoy en la montaña. No me avergüenza en absoluto no saber escalar. Hoy hay muchos que quieren ir cada vez más deprisa, cada vez más alto, cada vez más en línea recta. De acuerdo...si es eso lo que les gusta...Pero no siempre conviene rendir culto a la moda. La montaña debe aportarnos la sabiduría. ¿Por qué perder el aliento subiendo 1000 ó 1300 metros por hora, cuando se puede disfrutar con flema de la marcha lenta por el sendero umbroso y seguro?
Aprende a detenerte para admirar el vuelo del águila, la flor que asoma al costado del sendero, el rumor del arroyo, los ágiles rebecos, las montañas que te rodean. No te apresures. En la montaña, más que en ninguna otra parte, el tiempo tiene un valor relativo.
Messner, Rebuffat, Heckmair, Rabadá, Navarro....y todos sus compañeros me inspiran una admiración sin límites. Sé que no soy ellos y no quiero ni puedo remedarlos. Sé que soy yo, con mi voluntad y mis límites. La montaña me lo ha enseñado, me ha dado la medida de mis posibilidades. Conozco lo que me permite y lo que me niega.
A veces subo en grupo, a veces en equipo, a menudo solo. El grupo da el sentido de la responsabilidad, permite enriquecerse en contacto con los demás y transmitirles lo que uno sabe o aprender de ellos. El grupo es enriquecedor pero, en ocasiones "pesa" demasiado. Entonces hay que buscar al compañero/a ideal de ruta. Con él/ella se va mucho más aprisa y a veces se disfruta de la intimidad y de la amistad. ¿Te acuerdas, compañero, de la hoguera en aquél vivac, de aquella tormenta, de la sopa que comimos en la misma escudilla?
Cuando no encuentro a nadie, voy solo. Naturalmente se corre más peligro. Pero hay que asumirse y ser responsable, en la montaña más que en ninguna otra parte. La sociedad paternalista en que vivimos pretende evitarnos el riesgo, lo que no siempre nos es beneficioso. La montaña exige personalidad. Subir sólo supone afirmarse y asumirse a la vez.
Pero también en estos casos gozamos de inmensos placeres: Toda la montaña para nosotros, con un itinerario elegido en función de nuestra personalidad y los deseos que sintamos en ese momento.
Despacio por la mañana, no demasiado aprisa por la tarde. Un pastor al que se le pregunta cuanto tiempo se necesita para llegar a ése pico responde: "Cuatro horas si anda normalmente, siete horas si va Vd. corriendo".
No...no hay que ir demasaido deprisa. Somos tan vanidosos....Anunciamos nuestros horarios con mayor o menor modestia. La montaña no es un maratón, sino un plaver que cada cual debe saborear a su ritmo.
Quiero incluir aquí una inscripción leía en un monasterio catalán: "Aprended con nosotros a dejar que hable el silencio". Es decir, a escucharos a vosotros mismos. Pensamiento profundo sobre el que se medita a menudo en cualquier cima desierta, después del duro esfuerzo de la marcha....

Michel Sebastien
Cimas Pirenaicas, Editorial MARTINEZ ROCA

7 comentarios:

guapeton dijo...

Me gusta esa filosofia.

arni dijo...

es apersona no esta sola, yo soy uno mas, de toda esta historia, y solo encuentro una paz aveces necesaria, reflexiva, aclaratoria...

Emilio Alonso Sarmiento dijo...

Hola Xisco:
Leí ese magnífico libro de Michel Sébastien en 1986, y me quedé fascinado con el Prefacio, quizás porque me identifiqué absolutamente, con cada linea y palabra del mismo.
Interesante también ese libro, cuya presentación anuncias para dentro de una semana "Fites i Fetes", aunque no conozco a su autor Miquel Martorell.
Un fuerte abrazo,

sebastiabarcelo dijo...

Textos com aquests ens guien per trobar el nostre lloc a la muntanya i... a la vida

Jmitch dijo...

"La mente puede encaminarse en mil direcciones,
pero en este hermoso sendero yo camino en paz.
Una suave brisa sopla a cada paso que doy.
Un capullo florece a cada paso que doy."

Thich Nhat Hanh

Jmitch dijo...

http://appamadanet.webs.com/art/caminar-meditando.htm

Correcamins dijo...

Las sensaciones que se generan cuando caminamos cerca de la Natura, son fuente de estados de salud.

Son sensaciones llenas, que permiten vivir el presente, donde los cinco sentidos quedan impactados positivamente.

No se trata sólo se “pasear y ver”, si no de “contemplar y sumergirse con humildad y respeto”, hasta llegar al punto en que el alma se expande sobre aquello que se contempla y casi encontrar el “conocimiento esencial del ser interior” que cada uno tiene interiormente.