Probablemente, antes pasaría por “Cala Codolar”, lugar
donde contemplaría bellos endemismos. Acaso antes se introduciría unos minutos
en la escondida “Cova de ses Freixures”, que quizás fue una antigua puerta de acceso a dicha morada.
Y es que la zona de influencia del “Puig Roig” parece que
tiene una cierta magia. Al atardecer, agotado ya, quizás
podría ver la salida de estos dioses, para saludar al sol poniente y escuchar
el silencio,
mientras, tras nueve horas de intensa marcha, sube el “Camí des Burgar”,
cavilando sobre todo lo intensamente vivido. Un día después, mientras poco a
poco se desvanecen sus agujetas, sólo quedaría un buen recuerdo.
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