TERNELLES - PAS DEN BOTILLA

La salida del pasado sábado es, sin duda, para los que pudieron completar la vuelta completa, de las que no te deja indiferente y es que el Puig Gros de Ternelles por su cara norte o noroeste es simplemente espectacular, de la cabeza a los pies y a todo lo ancho. Creo que nuestro grupo es afortunado por poder realizar salidas como ésta, incluso con el desamparo de los líderes, que ayer se encontraban de viaje o vete a saber dónde. Más o menos, la ruta y horarios fue la siguiente:



9,10. Salida de la zona de Molins de Llinars, en la Vall d’en Marc de Pollença. Éramos 12 (creo), número que se fue reduciendo en varios fases, hasta quedar sólo 4, que, como suele ocurrir se llevaron el premio, por supuesto simbólico, pero grande, como es visitar la font Gallarda y la extraordinaria belleza natural que actualmente presenta el valle de Ariant.

Tras un par de abandonos forzados, por indisposición u otras causas, el grupo subió con paciencia y parsimonia las duras cuestas de Ternelles, pasando por el Paraigo y la font de Ses Tres Creus, que como siempre se resistió, pues realmente está escondida y disimulada en el roquedal. Tras parar por el torrent dels Boixos para reponer fuerzas, nos fuimos acercando al Coll de Sa Roteta, para entrar ya de lleno en la zona de BOTILLA, curioso nombre que me gustaría saber su origen, supongo que reciente; en este punto debían ser las 12,45 horas aproximadamente.

La bajada por la zona de BOTILLA fue espectacular. El Señor de Sa Torre tuvo un buen día, siempre a la cabeza y con buen ánimo. La verticalidad de la zona, sobre Cala Ferradura Petita y Ferradura Gran, ambas de un color azul esmeralda, junto con el càrritx abundante y frondoso que permitía un descenso aceptablemente seguro y la gran abundancia de endemismos (paeonias ya sin flor y didaleras), fueron los elementos destacables entre las 13 y las 15 horas.

Luego el grupo, durante la comida se apagó algo, eso creo, pues un par de caídas durante la bajada y otras causas, motivaron que se planificara un regreso más apresurado, es decir, regresar por la “pista”. El coletazo de una tormenta (4 truenos) terminó por decidir a alguno y, el retraso real que se fue acumulando, pues a las 17 horas estábamos aún en la zona de Cala Solleric, provocaron que 6 compañeros se fueran por la pista. El resto, 4, nos propusimos seguir hasta la Font Gallarda y subir por la Coma dels Milicians.

A partir de entonces, el ritmo se hizo algo más intenso y regular. A las 17,40 estábamos en la Font Gallarda, donde 2 de los 4 descubrimos que un año antes habíamos estado a 50 metros de la fuente, pero por error no dimos con ella.

Realmente esta fuente es preciosa. Para los que no hayan estado, os diré que destacan los “gours”, unos 8 ó 10 conté; se trata de pequeñas formaciones cársticas, en forma de pequeñas barreras que se forman en el suelo, formando pequeñas balsas de agua cristalina. Además, al estar a distintos niveles, el agua derrama de un nivel a otro inferior, con extrema lentitud y belleza. Además, la coloración oxidada de la roca, la luz indirecta que le entra (está dentro de una cueva abierta) y el rugido del mar y la sensación de lejanía del lugar, hacen de este lugar algo muy especial.

Pero quedaba en teoría “lo peor”, es decir, la Coma dels Milicians. Dura, pero no tanto. Siguiendo el consejo del Señor de Sa Torre, fuimos subiendo por el lado izquierdo, pegados a la pared. Para mi, agradable sorpresa, pues descubrí la mayor concentración de plantas endémicas de la Serra de Tramontana (de lo que yo conozco); había gran cantidad de paeonia cambessedesii (peonias), digitalis minor (didalera), helleborus lividus, hypericum balericum (estepa joana), entre otras varias más raras que no conozco y otras más conocidas (olivella, etc.).

Una rápida visita a la Cova de Ses Cabres, nos llevó a la Caseta dels Milicians a las 19,00 horas. Desde allí, cruzamos la Vall d’Ariant y, para mi, otra agradable sorpresa, y es el estado de extraordinaria belleza que presenta la zona. Así coincidimos los 4 caminantes. El alemán propietario de estas tierras ha hecho un gran trabajo durante bastantes años, al margen de todas las cosas que de él se cuentan (ciertas o no). Aquí, creo yo, se dan la mano perfectamente la acción del hombre y la Naturaleza. Dada su alejada ubicación y buen estado natural, yo le llamo a esta zona el pequeño Shangri-La, aquél pequeño paraíso perdido entre las montañas.

En las varias ocasiones que he recorrido la finca de Ariant este lugar me ha recordado un poco la película “Horizontes Perdidos”, basada en una novela de James Milton, donde una expedición encuentra la ciudad de Shangri-La, perdida en el Himalaya, en la cual debido a un micro-clima muy especial existente en el valle, la vida de sus habitantes se prolonga más de lo normal. Shangri-La es la utopía que todos buscamos, un lugar de paz, donde todos conviven sin discriminación y respetando a los demás como forma básica de entender la vida; además está la ciudad y el valle, libres de toda contaminación exterior. Un lugar utópico, encerrado en si mismo, sin preocuparse del resto del mundo. Yo creo que el alemán propietario pensó algo así cuando adquirió la finca.

Siendo las 20,00 horas, dejamos Ariant. Tras otros 60 minutos para recorrer los 5 km de pista, escuchando las divertidas historias del Señor de Sa Torre, a las 21,00 horas llegamos al coche. EN TOTAL 12 HORAS.