domingo, 24 de mayo de 2009

LA ÚLTIMA FRONTERA DE TRAMUNTANA













Intensos y ambiciosos preparativos habían precedido a esta jornada, que se presentaba especial, digamos “muy especial”, pues se trataba de “equipar dos pasos” en una de las zonas más espectaculares de la Serra, un lugar que sólo unos pocos han osado conocer, un lugar donde sólo pueden vivir seres alados.
Podemos decir de antemano que el plan previsto falló en varios aspectos, que no vamos a citar, salvo uno y es que falló el “taladro” (productos ACME, por aquello del Correcaminos y el Coyote), por lo cual no se pudieron colocar los parabolts para el cable, ni los tacos para la placa conmemorativa de este grupo intrépido. Sin embargo, únicamente voy a comentar los detalles de lo que fue el PASO DE LOS PASOS (paso innominado) 100 metros que tardamos casi dos horas en recorrer.
El “pas del sineuer” es un chiste al lado de este. La angustia que me entró cuando vi el “fregado” en el que nos íbamos a meter, y luego, tras ser equipado con accesorios de técnica de escalada, pero muy lejos de lo que habíamos planificado, un tremendo subidón de adrenalina se apoderó de algunos. Pasito a pasito, fisura a fisura, presa a presa, con grimpres y desgrimpes, fuimos recorriendo esos interminables 100 metros sobre el abismo. Aquel color azul, que de “reojo”, tras el tacón de mis botas se vislumbraba allá abajo, era angustioso. Para mayor horror, al no haber cuerdas suficientes, el paso se equipó en un 80 % de su recorrido, aproximadamente, de tal forma que el grupo quedó “colgado” en una "cómoda" repisa. Luego, tras recuperar las cuerdas, se equipó el resto del recorrido y se puedo salir de este infierno.
Curioso que luego, al llegar al otro paso, el del “sinouer”, se pasó sin pena ni gloria, sin parar casi, salvo alguna fotografía de rigor, pues al estar bien equipado y con la adrenalina recuperándose del mal trago, ya no nos impresionó tanto, además de que el cansancio, el intenso calor y la falta de agua estaban haciendo estragos.
Sin excusar la "temeridad" de la hazaña, resaltar sobre todo el trabajo realizado por Toni y Pep, quienes supieron estar a la altura de las circunstancias. A los demás, nos podemos felicitar por mantener la entereza y el buen humor, a pesar de las circunstancias extremas.
Es difícil justificar o explicar a algunas personas esta pasión por las montañas y por sus extremos. Quizás la siguiente frase montañera célebre lo pueda explicar: “El camino de la montaña, como el de la vida, no se recorre con las piernas, sino con el corazón”

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