Una vez más he estado recorriendo los bosques de Asturias. Es la quinta vez.
En esta ocasión el objetivo era ver el oso en libertad y lo hemos logrado en dos ocasiones. Puedo afirmar que ver el oso en medio del bosque impresiona; es una experiencia difícil de olvidar. Ha sido una suerte quizás, pero lo hemos visto y además en los momentos menos esperados. Y pudieron ser tres, con la ayuda del propietario del apartamento de la remota aldea de Trascastro (Leitariegos), que lleva a sus clientes al atardecer con un todo terreno a una zona de observación casi segura (ese día no llegamos a tiempo). Y, además, lo hemos presentido constantemente en las tres rutas que hemos realizado por las profundidades de los bosques asturianos del Parque Natural de las Fuentes del Narcea, así como en la Reserva Integral de Muniellos y en la Reserva Natural Parcial del Cueto de Arbas.
En esta última zona, de una pequeña extensión 29 km2, al pie del pico del mismo nombre, no se permite el acceso; pero hemos entrado un poco furtivamente. En este parque natural los bosques lo constituyen abedulares, hayedos y robledales, también existen muchos acebos. La luz apenas penetra en ellos y cuando lo hace, las formas infinitas que adopta te parece que estás en un mundo increíble. Pequeños ríos recorren estos valles ocultos y solitarios. La zona de Muniellos, no es menos interesante y su recorrido está limitado a 20 personas al día (las reservas hay que hacerlas con unos 6 meses de antelación). En Muniellos (Reserva de la Biosfera), 1.500 especies distintas de líquenes certifican el excelente estado de salud natural de la zona. La intervención del hombre en esta zona es mínima (ni tan siquiera se retiran los árboles caídos en el bosque). La nutria domina el río; y más arriba el oso y el lobo dominan el territorio.
En Asturias y especialmente en toda su zona montañosa del sur, donde se localizan varios parques naturales, la contemplación de la Naturaleza se convierte en un éxtasis.
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