lunes, 28 de septiembre de 2015

Tomir la nuit.

Los últimos rayos de cálida luz del sol acompañan a tres intrépidos raconers hasta las faldas del Puig Tomir, y se despiden de ellos ya subiendo por el pas de sa paret.




Bajo la penumbra alcanzan la cresta comentando anécdotas de La montaña caníbal, excelente novela de nuestro Fernando Alomar, que no en vano ganó el premio Desnivel de literatura de montaña, viajes y aventura de 2007, mientras a nuestras espaldas centellean los rayos de la tormenta que se aproxima.
Alcanzado el lomo del coloso se abre ante nosotros un panorama espectacular. La luna casi llena está en alto y nos permite prescindir de la iluminación artificial. Coronamos al gigante tantas veces pisado, casi conocido piedra a piedra, y cenamos a resguardo del fresco viento que desviaba de nosotros la tormenta, pero acercaba otra por poniente. Una pequeña nube se transforma en amenazadora niebla que en pocos minutos alcanza la estatura del Tomir amenazando con engullirnos, y decidimos huir de ella. Bajada tranquila por Binifaldó, comprobando que el cableado estropeado ha sido sustituido por relucientes cadenas, y un agradable paseo a la luz de la luna hasta la finca de Menut.
¡Qué lástima no tener el talento de Marcos Molina para poder mostrar a nuestros lectores el espectáculo que pudimos disfrutar!

 Pura churra: un rayó descargó en el momento de hacer la foto.

2 comentarios:

guapeton dijo...

Veo que has aprobado el curso de poesia.

Pau dijo...

Jajaja, sobredosis de El Hombre y la Tierra...